El niño pobre, veía a través de
la ventana, los regalos que daba un padre rico a sus dos hijas, ellas sonreían
al ver las barbies, blusas de seda, faldas de diversos colores y formas. La
esposa del hombre millonario, miro al niño y este a ella. Ambos se sonrieron.
La noble mujer partió un trozo de de panetón y agarro algunas cosas que el niño
no pudo ver. El jovenzuelo estaba emocionado y respiraba con fuerza, tenía el
rostro sonriente. La puerta de la mansión se abrió y la mujer llamo al niño,
que corrió hacia ella. Recibió el panetón, y lo devoro en segundos, después fue
recibiendo lentamente una falda, una blusa de seda y una barbie. El niño estaba
confundido.
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